Las ideas de Freud sobre la mente humana influyeron a muchos artistas; Luis Buñuel y Salvador Dalí dejaron que las ideas de su subconsciente afloraran por medio del sistema de escritura automática (escribir lo que a uno se le pasa por la cabeza sin ningún tipo de criba ni reflexión) en Un perro andaluz (1929), tal vez la obra más famosa de la historia del cine experimental. Pero tal vez el genio del cine que más trabajó para combinar la didáctica y ortodoxia psicoanalíticas en la construcción de relatos de género fue Alfred Hitchcock.
La trama de Recuerda (1945) se sustenta en las teorías de Freud, que se llegan a plasmar visualmente en una famosa secuencia diseñada por Dalí. Gregory Peck, el protagonista de la historia, sufre una fobia típicamente psicoanalítica asociada a recuerdos reprimidos: la visión de líneas rectas sobre un fondo blanco le produce gran desasosiego y hasta desvanecimientos. Una doctora interpretada por Ingrid Bergman sospecha que puede haber una relación entre esta fobia y la amnesia que sufre Peck respecto a ciertos episodios de su infancia. Según el psicoanálisis más ortodoxo, las fobias se deben a un trauma, casi siempre originado en la niñez, que el yo consciente se esfuerza en reprimir y borrar de la memoria pero que aflora desplazado y asociado con otra idea que es la que produce el miedo del enfermo (el agua, las arañas, los espacios cerrados, etc.). Según el cine, la curación para estos problemas es que el enfermo sea capaz de recordar, normalmente mediante hipnosis, el origen de su trauma. Recuerdo es igual a curación, tanto en este film como en Secreto tras la puerta(1948), otro título de la época en que el psicoanálisis hacía furor en Estados Unidos.